A LA RICA TAPA

Es mayo y llevas 5 minutos fuera de clase. En esa clase llevabas 2 horas metido en lo que era tu último examen del curso. Hueles ya a verano y esperas con ansias a que salgan tus compañeros para ir a celebrarlo como Dios manda. Poco a poco van saliendo y surgen diferentes ideas: vayámonos a casa a descansar, que llevamos dos meses sin parar y seguro que estamos agotados, dice el primer compañero. No, no, vamos a la Biblioteca a repasar para el curso que viene, dice otro compañero... De repente sale la última persona del examen  y dice: “uff que calor hace, vamos a tomarnos una cerveza ¿no?”. La idea parece clara y convincente.

            Llegamos a la terracita de bar, y ahora es cuando hueles más a verano. “¡una ronda de cerveza para todo el mundo!”. Al saborear el primer trago, te sabe a gloria, pero…. lo que no sabes es la cantidad de calorías que te estas metiendo al cuerpo. Si solo fuera una cerveza (y solo la cerveza) realmente no te estas metiendo una bomba (dicen que una pinta equivale a un montadito de salchichas, así que no hay problema). Llega el camarero con 3 platos: uno con patatas fritas de bolsa, otro con aceitunas y otro con un perrito caliente para cada uno. La cosa se pone interesante. La caña nos ha sabido a poco, por lo que otra ronda, mínimo cae (otra ronda con sus respectivas tapas). Mientras disfrutamos de la cerveza, del fin de curso, de todo; se escucha un  típico comentario: “uff, no debería comer mucho, los perritos engordan demasiado”, a lo que salta el graciosillo: “¡que va!, el perrito no engordas, engordas tú en todo caso”, se oyen risas y se escucha por ahí: “¿nos tomamos la última y para casa?” Venga por qué no…

            Oscurece en la terraza y aún después de tanto, sigue habiendo gente que tiene más hambre ¿cómo es posible? ¡Que casualidad! Justo en frente hay una pizzería. Venga va, si hasta dentro de dos meses no nos volvemos a ver, comamos pizza…

            Por fin llegas a casa, apenas puedes andar (por todo lo que has comido) y te sientas en el sofá. Te sientes hinchado y justo ves en la tele un anuncio de un globo rojo que pierde el aire de dentro, te ríes. A la mañana siguiente te levantas a las 12 y decides pasarte todo el día viendo la tele descansando, porque te lo mereces, de tus estudios. Tu actividad en verano hasta que empieza el curso de nuevo (madrugones, ir de un lado para otro, en resumen: mucha actividad) es básicamente la misma: amanecer a las 12 o más, comer como un cerdo y por la tarde quedar con los amigos a tomarte una cervecita o un refresco (con sus respectivas tapas). Si acaso vas una vez a la semana a la piscina.

Total, cada día vas notando que vas engordando poco a poco y aún así te sorprende.

            Llega Septiembre y ya estas deseando salir del último examen, pero esta vez de Diciembre. Hombre, habrá que celebrar el fin de exámenes de Diciembre con su cenita navideña y demás ¿no?